20 de febrero de 2006

Posteando a Sandra

Esto lo encontré revisando el blog de Jhony, es un comentario al post
La “revolución” que se plantea del destape literal de las mujeres y casi mujeres, para mi es tan obvio como el resto de las revoluciones de mi género. Ante esto un pensamiento…creo y siento que estamos viviendo el momento más machista de nuestra historia, nunca antes se había valorado de igual forma las cualidades y características masculinas como ahora, despreciando y a veces incluso anulando las femeninas por naturaleza. Por ejemplo, las cualidades más valoradas de la mujer actual (al menos en nuestro medio de mujeres profesionales y “modernas”) son la fuerza, el éxito profesional, la competitividad, la frialdad ante situaciones difíciles o conflictivas, la resolutividad, la sexualidad desprendida, etc. En fin una serie de características esperadas históricamente del hombre. Que pasa con aquella mujer suave, intuitiva, afectiva, maternal, sensual, cálida?, Definitivamente no pasa un test de Rorschach para un alto cargo ejecutivo. Descartada para tomarla en serio. Sirve para dueña de casa, mamá y abuelita. Es decir obligatoriamente debemos renunciar a nuestras más profundas y arcaicas raíces para valernos entre nosotras. No es casual que incluso rechacemos cada vez con más fuerza la idea de la maternidad, acto pura y exclusivamente femenino, con el temor siempre presente de abandonarnos a nosotras mismas en función de otros. El aumento de la anorexia en las adolescentes, psicoanalíticamente explicado como el temor a crecer y ser capaz de reproducirse. Que ha aumentado la infidelidad femenina, que ahora las mujeres buscan sexo sin afectividad, que por fin somos libres para decidir! Falso. Aún ahora no somos libres. Cuando yo era adolescente recuerdo que por más que deseara con todas mis terminales nerviosas que el hombre con el que estaba bailando un acalorado blue me rozara la espalda hasta el borde de mis senos era impensable dejar que esto sucediera, bajo pena de tildarme de todas esas cosas feas que se decían de las niñas “sueltas”. Ahora no obstante, si a alguna adolescente le incomoda el roce de algún tipo compañero de baile u otras andanzas o por el simple hecho de NO querer y se niega a intimar con el susodicho lo más probable es que sea tildada de todas esas cosas feas que se dice de las “trancadas”, “inmaduras” o simplemente “cartuchas”, en definitiva antes no se podía decir SI y ahora no se puede decir NO con la libertad y el deseo de cada una. Es por eso que frente a este destape solo me queda reflexionar acerca de lo lejos que está Pamela Anderson y sus seguidoras sex shop a la Afrodita original. Aquella mujer diosa, seductora, sensual, poseedora de todos los misterios para cautivar a los hombres, cálidamente poderosa, musa inspiradora en silencio y reposo, en sabiduría y desición.
De que estamos hechas las mujeres? De pasión, de irracionalidad, de intuición, de empatía, de ternura, de dos senos mamaderas que van cediendo a la gravedad con el paso del tiempo, de caderas firmes para sostener y sostenerse, de sonrisa fácil, de un surco húmedo que acoge y anida. Porque no gusta esta mujer? Porque gusta la mujer – hombre?
Con franco interés de desprestigiar a la cultura de la silicona y las poleras mojadas, deseo para ustedes, los hombres, que se embelesen en el vaivén contracturado de dos pechugas de plástico y hasta se sometan a creer que todo lo que puede llegar a mostrar una mujer lo sepa ocupar bien después. Sin embargo, también deseo para ustedes que logren encontrar luego, cuando acabe la noche y la fantasía tipo Disneylandia, una piel suave y cálida donde acurrucarse los días nublados, una palabra justa e inteligente, un gesto que diga “estoy a tu lado”, unos movimientos suaves, un roce sin grandes pretensiones, un sexo humedecido naturalmente por sus caricias, un abdomen lo suficientemente abultado para apoyar suave la cabeza luego del cansancio, en fin, eso que llama a quedarse y que enorgullece el ser mujer.
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