11 de julio de 2005

Pa mis amigas

No sé ni cómo titular este post. Nunca he sido buena para los títulos. Tampoco sé cómo comenzar a escribir lo que me da vueltas y vueltas en la cabeza.
A ver, cronológicamenente sería así: hace cerca de un mes que tengo mi cabeza más ordenada. En general se trata de no quejarme más, de no pensar tanto en lo injusta que es la vida, lo mucho que no le creo a Dios, lo que me angustia ver todos los días los mismos pisajes, lo mucho que quisiera estar en otro país (o región), en todo lo que me carga llegar a la casa de mis padres cada día (donde aún vivo), lo sola que estoy, y por ende, lo mucho que me penan los abrazos, besos y cariños. Así, me han ido pasando cosas buenas, lindas, bien mágicas que me hacen creer que sí pasa que si uno está bien le van pasando cosas mejores. Ahora no es que de un día para otro en el fondo esas penas no estén, no, pero sí, están más bajo mi piel, menos a la luz, menos en mi cabeza y corazón. Todo eso me hace mantener cierta ilusión que no volveré a sentir esa pena que se transformó en un dolor tan grande este verano que me botó y anuló.
Con todo eso bueno, no deja de lastimarme que las personas que más quiero no están mucho mejor, es más, están peor y con ellos no puedo ni confesar por qué mi Master está tan abultada, y menos pensar en quejarme de que mi "situaión amorosa" es, a ratos, más bien auspiciosa (me gusta más decir esto: si todo sigue el camino debido, será la historia de amor más pefecta y hermosa que jamás se haya conocido), pues mis amigas están envueltas (y pegadas, voluntariamente) en relaciones que apuestan a la infelicidad, como tan bien dijo otra amiga el viernes recién pasado. Los y las que no están así, ni se dan cuenta de la suerte que tienen!!
Siempre me ha descompensado el tema de ver a los que me rodean infelices. No sé cómo se hace, si es que se hace, eso de "obviar" el pesar del otro. Nunca he entendido cuando me han dicho "tenis que ser más eogista". Ahora, bien, no estoy ni cerca de ser Sor Teresa de Calcuta, no tengo ni la vocación necesaria, ni la pretendo. Es sólo que me hace musho sentido la cadena solidaria: si tú estás bien, yo lo estoy. O, si tú estás bien, me inspiras a estarlo yo también. O, si tú estás bien, me ayudas. Nada científico...
El punto de conflicto es hasta qué punto una puede hacer algo. Siempre he pregonado -especialmente a esos que andan por ahí pensando sólo en su ombligo- que el día es lo suficientemente largo, que una es bien joven y tiene, por lo tanto, muchas energías, que el corazón no es ni tiene que ser tan estrecho como para no darle un espacio a más personas. Aun así, si palabras, hombros, manos, abrazos dados y ofrecidos, si ni actos concretos bastan, qué se hace. La retirada dice mi amada lógica... Pero, qué? se tiene que quedar una de espectadora? y luego sólo decir "te lo dije", levantándo la bandera del "viste que tenía razón"? No me parece.

Tampoco tengo la intención de insistir e insistir, hasta que me de hipo, pero, por lo mismo, por la desesperación que me provoca ver cómo van en caída libre, me duele el alma. Sé bien que somos pocas las personas con la paciencia de tratar, de pensar en vías alterntivs, de planear salidas-escape, aunque sean "mini vacaciones" en el pesar de ese otro. Y es ahí donde topo otra vez con el problema del límite.
Además, eso de buscar consejos (que no es obligatorio tomar, lo sé) es bien peligroso. Agota escuchar problemas, y más cuando no decrecen, por el contrario, aumentan. Pienso en mi vieja amiga P. y en una más nueva: mi-amiga-nueva-favorita A. Cresta! qué hacer con ese par!.
Se suma otra pregunta: cómo es que a ellas no se les ha alumbrado la razón y han empezado a ver con claridad? ó Qué tiene que pasar, qué tan abajo tienen que llegar para reaccionar? Por qué ellas no pueden pensar en que tomar lo que hay es más fácil que luchar por lo que no? y que luego de eso, todo está más a la mano? Por qué no se han dado cuenta que el mundo no es finito, que somos jóvenes y que no hay una real premura para ser feliz?
Mientras más lo pienso, más claro me queda que no hay mucho qué hacer. Que el tema es el manejo de la voluntad de cada cual. De la fortaleza que cada cual lleve consigo y de cuánto la puede potenciar. Y que mi labor se remite a ser amiga, lo más que pueda, en estar ahí, atenta, en no callar opiniones (omitir palabras o acciones es, claramente peor que no hacer nada) y en estar dispuesta a levantarlas.
Lo peor del caso es que todo se remite a la fucking soledad. A lo mal o bien que la tomemos y lo capaces que seamos de bancarla o de encontrarle el lado positivo o de usar esa pena o rabia en beneficio. También está el tema de las carencias que arrastramos... y tantos más! el circulo es infinito!
Amiguis, ya pues, reaccionen!! Claramente, urgen comentarios.