21 de agosto de 2005

Frase-de-batalla-ahorra-palabras

Hace ya buen tiempo incité al mono porfiado que anda en Morelia a postear sobre la frasecita que está de moda en Chile: “es lo que hay”. Le conté de una conversación grupal, en que un tipo, nada de agradable por cierto, decía: “y bueno esta mina me miró sorprendido y le dije “es lo que hay... decide si me querís o no”. Él encontró re piola describirse honestamente. Cosa que comparto.
Pero algo me sonó diferente esa vez al escuchar “es lo que hay” y lo interpelé preguntándole: “o es lo que queda?”. Me miró y me dijo: “claro que sí, a eso se refiere la frase”. Así mismo la entiendo yo, le respondí, agregando: “pero hai cachado que implica ir más allá de la honestidad con que te planteai frente a la nueva conquista?”.
El asunto es que Ok, digamos a diestras y siniestras “es lo que hay”, para ponerle un poco de cotidianeidad, de liviandad al manifiesto seudo descriptivo en que entramos en plan de conquista, consiguiendo pega, pidiendo un crédito o lo que sea. Hilando fino, decir esa frase es igual a: “es lo que quedó después que he vivido o no vivido en estos años, es lo que soy hoy gracias al instinto de supervivencia o a un buen amigo” .
¿Es estratégico? Como acérrima defensora de la honestidad en los más variados escenarios y situaciones, me inclino a que no lo es. Básicamente por:
1. Si andas en plan de conquista esa frase puede equivaler a dar permiso a que te pregunten por la relación inmediatamente anterior (que no debe haber sido buena si recurriste a la fracesita-de-batalla-ahorra-palabras), cosa que te puede llevar a cometer el error de entrar a picar en detalles que digan que o no eres un buen prospecto o que no has superado nada y eres un potencial cacho;
2. Decirla equivale a mostrar debilidad, y seamos sinceros! ¿Quién quiere tener en el futuro, al frente de la mesa, al lado en la cama, y todo lo demás, a una persona que tiene demasiados o un par o sólo un gran agujero en el corazón? ¿Quién quiere relacionarse con alguien que no se vende en razón de sus fortalezas y lo hace recurriendo a la extrema sinceridad?
En definitiva y pensando en el ámbito amoroso, no digo que haya que mentir, “al final todos los muertos llegan a la orilla” le leí una vez al impresionante Jorge Zabaleta. Lo importante, lo que nos describe, ese acto, esa palabra, la omisión, es la que hay que dejar que sea descubierta. Dar las pistas, los atajos es suficiente, así quien esté interesado querrá jugar, se hace todo mucho más interesante, lúdico y de pasaita, filtras. ¿Por qué hay que hablarlo todo? ¿Quién dijo que todo se dice, declara de inmediato? ¿Hay algo mejor que esa intimidad reservado sólo para TU persona?
Ademas, hay que tratar de hablar bien, para no correr riesgos innecesarios, para ser precisos, por el interés que tenemos en el que está frente.